domingo, 5 de febrero de 2012

ABANDONO DEL ENTONCES SOMBRÍO ARANGUREN // AURORA DEL PROGRESO



Un vecino de Aranguren ha regalado a Aranguren Aurrera, y por ende a todo el pueblo de Aranguren y al resto del municipio, un ejemplar de Mi Campanario, primera revista parroquial que se publicó en 1946. Hemos decidido publicar el contenido de esta revista y hacerlo por entregas, estas son la tercera y cuarta.

En la mayoría de los artículos se deja ver un incondicional amor y cariño hacia el pueblo de Aranguren, motivo este que nos anima a transformarlo en formato digital y publicarlo.

Que cada uno utilice el tamiz que crea oportuno, imprescindible en algunos artículos. Hay que tener en cuenta que esta revista nace en la parroquia y todos los textos están escritos según su visión, y en algunos momentos pueden verse mas o menos alejados de la realidad y de nuestros principios ideológicos.

Allá vamos con la tercera y cuarta entrega. ¡Esperamos que os guste!



ABANDONO DEL ENTONCES SOMBRÍO ARANGUREN


Mas, como lugar solitario y sin vida, recodo insignificante y sin importancia (hemos de decir en honor a la verdad) recibió de los municipios un trato inmerecido de abandono y desamparo, llegando al extremo casi, de ser "tierra de nadie", por lo que dejan ver los libros de actas de lindes y deslindes de los municipios limítrofes. Así, por ejemplo, de las actas del 22 de abril de 1602, del 12 de diciembre de 1748 (del archivo de Güeñes) como las del 13 de agosto de 1764 y 20 de diciembre del mismo año (archivo de Gordejuela), palpablemente se ve que hacen caso omiso del insignificante valle.


Parece ser, que el nombre de Aranguren, estaba condenado a no figurar en los libros de los archivos municipales; al no ser nombrado, ni siquiera en los momentos críticos, en que se trataba de los términos y jurisdicciones de su propio derecho. ¡Pobre Aranguren! Es que, tan poca cosa fuiste en aquel entonces...; pobreza, soledad, insignificancia y por remate y añadidura, sin importancia fueron todos tus gloriosos títulos.


¡Ah! si te hubieran amado, con amor de enamorados que te aman tus hijos de hoy...Más..., no; era imposible, puesto que estabas todavía falto de todo atractivo; ni estabas aún adornado, ni ataviado, con los atavíos del moderno progreso.


Pero - agradezcamos este regalo al señor- Aranguren poseía un río, un río que abandonándose a si mismo y haciendo su total entrega con abnegada docilidad en los brazos de la inteligencia y talento humanos, había de dejarle un día a su paso, prodigios y maravillas y andando el tiempo cubrirle de gloria, aunque en adelante tuviera él que seguir su curso, humillado, gastado, agotado y deshecho.




AURORA DEL PROGRESO


Efectivamente, llegado que fue el momento, el romántico molino cantarín dio el salto mortal para dejar paso a La Carolina, primitiva papelera de tina - propiedad de los Señores de Salcedo, a quienes cupo la gloria de abrir los primeros cimientos del nuevo pueblo-. Corta fue la vida de esta pequeña industria (cuya historia la describe con abundancia de datos y cariño el amable Don Javier de Ibarra), ya que en 1890, el señor Conde de Aresti, activo, emprendedor y todo dinamismo, parece ser que sube decidido el cauce del Cadagua y se detiene en el pequeño valle de Aranguren, examina el terreno, piensa, recapacita, y por fin determina decididamente, la compra de La Carolina con sus terrenos colindantes, fundando una nueva Papelera que la apellida del Cadagua, sin duda, en honor el nombre del río, que le hubo de sacrificar.


Mi Campanario (revista parroquial), Enero de 1946.

1 comentario:

  1. Después de leer este articulo, me pregunto,¿Por que no tiene una misera calle, con su nombre, el que hizo crecer Aranguren?, me refiero al Conde de Aresti.
    D. Enrique de Aresti y Torre nació el 6 de diciembre de 1.852 en Artziniega (Alava). Estudió la primaria en la escuela de Abando y tres cursos de bachillerato en Bilbao. En 1.866 con 14 años emigró a México, en concreto a San Luis de Potosí, donde trabajó para los señores Vivanco y Ortiz, los cuales en 1.875, traspasaron a Enrique su casa comercial “Vivanco y Ortiz”, permitiendo que administrara su capital en calidad de socio, y pusieron el negocio a su nombre “Enrique Aresti y hermano”.
    Tanto Enrique como su hermano Daniel contrajeron matrimonio con dos hijas del carranzano José Ortiz Campo, uno de los dueños de la casa comercial “Vivanco y Ortiz”, María y Adela Ortiz Aldama. En 1.885 regresó definitivamente a España tras disolver la empresa, fijando su residencia en Bilbao.
    Una de las primeras empresas que fundó en unión de otros emigrados de México fue la sociedad Plomos y Estaños Laminados, participando también en la fundación de la compañía del Ferrocarril Hullero de la Robla. Así mismo en ese tiempo fundó la Sociedad Anónima Papelera del Cadagua, situada en el barrio de Aranguren de Zalla. Asociada a ella estaba La Conchita, fabrica de papel continuo de todas clases, cuyo nombre se debió al nacimiento en 1.887, de la primera hija de Aresti, llamada Concepción. La culminación del negocio papelero se efectuó el 25 de diciembre de 1.901 cuando se constituyó la sociedad anónima La Papelera Española que Aresti presidió durante 45 años hasta su fallecimiento en 1.946, siendo también presidente de la gran editorial Espasa-Calpe. Fue fundador de Compañía del F.C. Santander-Bilbao cuyo consejo presidió, así como Hulleras de Sabero y Anexos y también la Unión Resinera Española. Ocupó otros cargos en distintas asociaciones y entidades, siendo vicepresidente nato de la Asociación Vizcaína de Caridad, vocal de la Caja de Ahorros Vizcaína, consejero de la Siderúrgica del Mediterráneo, consejero del Banco de Bilbao, etc .Al constituirse la Diputación Provincial de Vizcaya fue designado presidente de la misma de 1.898 a 1.902, destacando por su gran labor e impulso a la provincia.

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